una mujer se deja follar las tetas por un viejo en el sofá

Una noche, Sandra salió con sus amigos para tomar una copa, pero la soledad pesaba sobre ella. Su novio se había mudado hacía semanas y su ánimo no era el mejor. Cuando llegó a casa, estaba muy cansada pero decidio hacer acto de presencia en el salón. Y ahí estaba él, el viejo vecino, tumbado en el sofá de su casa. Su mirada estaba clavada en ella y un destello de lujuria floreció en los dos al mismo tiempo. Le hizo una seña con el dedo para que se acercara y le acarició las tetas suavemente con sus dedos fríos. Ella no se resistió, disfrutando cada segundo de aquella caricia íntima y deseada. Se deslizó entre sus brazos y él empezó a follarle las tetas. Fue una noche llena de pasión que nunca olvidarían. La libertad de sentir la piel de alguien sin compromisos les llenaba de excitación y Sandra se dejó llevar por el momento, deleitándose en los suaves movimientos del viejo.