una mujer obesa con un vestido con el coño afeitado

María, una mujer obesa, avanzaba por el pasillo del club. Ella llevaba puesto un gran vestido de lentejuelas que le llegaba hasta los tobillos, complaciendo a los deseos de su pareja. Cuando María llegó a la pista de baile, todos los parroquianos pudieron advertir que su monte de Venus estaba totalmente afeitado. Una sensual sonrisa se esbozó en su rostro cuando vio la cara de los chicos alrededor. Ella disfrutaba del poder que tenía sobre los demás. Estaba usando sus curvas y su coño afeitado como un arma de seducción. Cogiendo cada palabra de admiración como un halago, era como si estuviera en otro mundo. La atmósfera era cada vez más caliente. Mientras la música sonaba y el alcohol fluía, María dejó que sus deseos se apoderaran de ella. Se arrancó el vestido de lentejuelas y dejó que todos conocieran su cuerpo, ahora su coño desnudo y su figura eran su arma secreta para seducir al grupo. No pasaron cinco minutos cuando un hombre picaro se acercó y empezó a sobar suavemente sus muslos. María sonrió. Las cosas se iban a poner interesantes.