una mujer mayor chupa la polla de otro hombre

La señora Dolores era una hermosa señora de ojos marrones. A sus sesenta años era una de las mujeres más atractivas de la ciudad. Sus curvas esbeltas y su linda carita la hacian sentirse deseada por los hombres jóvenes. Hoy Dolores estaba con un joven desconocido. En cuanto se sentó en su regazo, Dolores no pudo resistir el deseo de besarle sus suaves labios. A medida que los besos se intensificaban, su lenguaje de amor se fue haciendo más y más explicito. Ella puso su mano sobre su polla erecta mientras comenzaba a abrir la boca suavemente. La sensación fue abrumadora, el joven se arqueó mientras la señora Dolores chupaba suavemente su polla con suavidad. Su boca se sentía como una energía salvaje, y la única palabra que salía de su boca era "más". Con cada movimiento de su lengua, el placer aumentaba. Su sabor era dulce y salado, provocando aún más deseo. Dolores estaba alcanzando el éxtasis más placentero jamás sintido. Finalmente, el joven se vino con incredulidad, lleno de satisfacción. A pesar de lo que pensaran los demás, Dolores había disfrutado de su momento íntimo. Estaba demostrando a todos que aun en la vejez, no hay lindar al placer que solo una buena mamada puede producir.