una mujer está jugando con un consolador en la cama

Una mujer estaba tumbada en la cama, con sus manos apoyadas detrás de su cabeza, desvalida y relajada. Sus ojos cayeron en la consola que había optado para su placer. Ese día decidió jugar con ella. Manos temblorosas buscaron el consolador de color negro, pero cálido al tacto. Se lo colocó entre los pliegues de su cuerpo y sintió como aquella fría textura subía por los contornos de sus curvas. Se erizaron sus pieles a medida que profundizaba el juego con su consolador. El placer fluyó por un lado a otro cuando sentía como la excitación iba aumentado y dejando espuma en su boca. El consolador fue su mejor compañero este día.