una mujer está acostada en su cama y un hombre la folla por el culo

Sara yacía en su cama con los ojos cerrados, disfrutando de la suavidad de las sábanas y el calor de la habitación. No le fue necesario hacer ningún gesto para aceptar a su amante cuando entró. Él se movió con decisión: se deslizó por la parte inferior de su cuerpo como una suave brisa, dejando caer un beso en su espalda. Los dedos expertos de su amante empezaron a trazar dibujos sensuales en su piel, combinando pequeñas caricias y felices torturas. Ella empezó a gemir. Un sonido gutural llenó el aire de excitación avivada por la sensación de sus dedos. El hombre se colocó detrás de ella con decisión y deslizó lentamente su verga en su trasero. Entró suavemente, hasta el fondo, con poder y delicadeza. Sara sintió cómo el placer la invadía. Se dejó llevar por él. Sus cuerpos se movían armoniosamente, se unieron en una danza lujuriosa. Él la folló profundamente, embriagándola con el gozo de la entrega. Su amante rompió el equilibrio de la improvisada coreografía: la tomo en sus brazos y la transportó a un lugar lleno de pasión y placeres inigualables.