la mujer tiene su coño tomado por un hombre enojado

Ana estaba en el salón de su casa, disfrutaba de una noche sola. De repente sintió una presencia tras ella. Miró hacia atrás para ver al hombre enojado, él movió su mano y sujetó el coño de Ana. Ella empezó a temblar y a sudar, no podía reaccionar ante este repentino acto. Él intensificó el agarre y la miró con una expresión maliciosa. Ana sentía el placer mezclado con el miedo, entonces comprendió por qué sentía esta ansiedad. El sudor que cubría su piel le decía que estaba disfrutando el acto que este hombre enojado estaba realizando. La idea de que el deseo podía tener más fuerza que el temor que tenía de él, hizo que Ana se liberara y la excitación se dejara ver. Él acarició su coño con más firmeza, y el calor que salía de allí unía sus cuerpos. Ana gimió con fuerza, él se relajó y sus dedos comenzaron a explorar su anatomía. El deseo de Ana, ganando la partida a la ira del hombre enojado, demostró que este acto era más erótico que violento. Finalmente, el fuego de esa noche fue apagado con satisfacción para ambos.